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¿Dónde está Tehuacán? Un cruce de caminos en Puebla
Cuando la gente me pregunta dónde está Tehuacán, me gusta decir que está justo en el corazón del sureste de Puebla, sirviendo como un puente natural entre el centro del país y las regiones del sur. Si uno agarra carretera, se da cuenta de su importancia. Recuerdo la primera vez que manejé por la autopista Cuacnopalan-Oaxaca y vi cómo el valle de Tehuacán se abría majestuoso entre las montañas; en ese momento entendí su posición estratégica. Si le echan un ojo a cualquier mapa digital, verán que Tehuacán no es solo un punto, es un valle amplio asentado entre los 18° 19' y 18° 37' de latitud norte. Geográficamente, está en una zona de transición, lo que le da una riqueza de paisajes increíble, con altitudes que van desde los 1,200 hasta más de 2,800 metros sobre el nivel del mar, aunque la ciudad, bien a gusto, reposa a unos 1,648 metros.
El municipio no es pequeño, abarca casi 554 kilómetros cuadrados. Para que se den una idea, está rodeado de otros municipios con los que convive y comercia todos los días. Al norte te topas con Tepanco de López y Santiago Miahuatlán; al este, con Vicente Guerrero y el famoso Ajalpan; al sur, con Altepexi y San Gabriel Chilac; y al oeste, con Zapotitlán y Atexcal. Esta vecindad lo convierte en el centro neurálgico de toda la región, un lugar al que la gente de los alrededores viene a trabajar, a vender sus productos o a estudiar.
Pero lo que de verdad define a Tehuacán es su valle. Imaginen una planicie semiárida abrazada por dos gigantes: la Sierra Madre Oriental por el este y la Sierra Mixteca por el oeste. Esta barrera de montañas, especialmente la del este, detiene casi toda la humedad que viene del Golfo de México. Los geógrafos llamamos a esto “sombra orográfica”, y es la razón principal de que el clima de Tehuacán sea tan seco. Este fenómeno, que se aprecia perfecto en una vista satelital, es el que ha permitido que aquí evolucione un ecosistema único en el mundo. Además, esta geología tan particular, llena de fallas y rocas calizas, es la que nos regala sus famosísimos manantiales de agua mineral, un verdadero tesoro que brota de las entrañas de la tierra.
Y por si fuera poco, Tehuacán es un nudo de comunicaciones de primer nivel. Por aquí pasa la autopista que conecta la Ciudad de México con Oaxaca, además de otras carreteras federales que te llevan hacia la sierra o hacia la costa. Esto ha sido clave para el crecimiento de su industria, sobre todo la avícola, que es de las más grandes del país. Así que, cuando piensen en la ubicación de Tehuacán, no solo imaginen un punto en el mapa de Puebla. Piensen en un valle vibrante, un cruce de caminos histórico y un lugar donde la geografía ha dictado, desde hace miles de años, la vida de su gente y de sus plantas.

El mapa político: ¿Cómo se organiza Tehuacán?
Para entender de verdad cómo late el corazón de Tehuacán, hay que echarle un ojo a su mapa político. No es solo una ciudad grande; es un municipio complejo, lleno de localidades y comunidades con su propia identidad. Tehuacán es la cabecera, claro, el centro donde está el gobierno, el comercio fuerte y la mayor parte de sus más de 327,000 habitantes. Es el segundo municipio más poblado de Puebla, y eso se siente en el ritmo de sus calles. La gran mayoría de la gente vive en la mancha urbana, pero una parte importante todavía habita en zonas rurales, manteniendo vivas las tradiciones del campo.
Lo interesante empieza cuando nos alejamos un poco del centro. El municipio está formado por 12 Juntas Auxiliares. A mí me gusta verlas como pequeños pueblos dentro de un municipio más grande. Cada una tiene su propio presidente auxiliar y su propia dinámica. Hablamos de lugares como Santa María Coapan, famoso por sus tortillas hechas a mano; San Pedro Acoquiaco, que ya está prácticamente pegado a la ciudad; o San Lorenzo Teotipilco, conocido por sus balnearios. Otros, como Santa Ana Teloxtoc o San Cristóbal Tepeteopan, están más metidos en la sierra, y visitarlos es como hacer un viaje a otro ritmo de vida, más tranquilo y rodeado de paisajes áridos espectaculares.
Cuando uno recorre la zona, se da cuenta de esta diversidad. Pasar del centro de Tehuacán a San Nicolás Tetitzintla es un trayecto urbano, pero si enfilas hacia Santa Catarina Otzolotepec, el paisaje se transforma, el aire se siente distinto y te encuentras de lleno con la geografía de la reserva. Este mapa administrativo no es solo una línea en el papel; define cómo se vive, cómo se gobierna y cómo se siente la gente de cada lugar. Cada junta auxiliar tiene su propia plaza, su iglesia y sus fiestas, dándole una riqueza cultural tremenda al municipio.
Además, Tehuacán no para de crecer. Forma parte de una zona metropolitana junto con el vecino Santiago Miahuatlán. Si uno mira una imagen de satélite de hace unos años y la compara con una actual, es impresionante ver cómo la ciudad se ha ido comiendo los terrenos de cultivo del valle. Este crecimiento, por supuesto, trae retos enormes en temas de agua, servicios y transporte. Por eso es tan importante tener buenos planes de desarrollo y un atlas de riesgos, para saber dónde sí y dónde no se puede construir. En resumen, el mapa de Tehuacán es un mosaico. Un centro urbano bullicioso rodeado de comunidades con carácter propio, todo en un territorio que no deja de cambiar y expandirse.
Geografía y tesoros naturales de Tehuacán
La geografía de Tehuacán es, para un explorador como yo, una verdadera caja de sorpresas. Su paisaje es el resultado de millones de años de historia geológica. Como les decía, el municipio está en una zona de transición entre la Sierra Madre del Sur y el Eje Neovolcánico, y eso le da una variedad brutal. El Valle de Tehuacán, con su clima semiárido, es el protagonista. Aquí llueve poquito, apenas lo suficiente para mantener un ecosistema que es una maravilla de la adaptación. Las temperaturas son cálidas casi todo el año, perfectas para la vegetación que domina el lugar: los matorrales y los bosques de cactáceas.
En cuanto a sus ríos, la cosa es curiosa. La mayoría de los arroyos que bajan de las sierras solo llevan agua cuando llueve fuerte. El río principal es el Tehuacán, que recoge el agua del valle y la lleva hacia la gran cuenca del Papaloapan. Pero el verdadero tesoro hídrico de Tehuacán no se ve, ¡está bajo tierra! El agua de la lluvia y de los deshielos de volcanes lejanos, como el Pico de Orizaba, se filtra por las rocas calizas del subsuelo. En este viaje subterráneo, el agua se purifica y se carga de minerales. Después de mucho tiempo, emerge en el valle en forma de manantiales. De ahí viene el agua de Peñafiel o Garci-Crespo, famosa en todo México y más allá. Es la geología trabajando para nosotros.
Y toda esta geografía tan particular ha creado un paraíso de biodiversidad: la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán. Se los digo en serio, es un lugar que me vuela la cabeza cada vez que lo visito. La UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad, y con toda la razón. Es la zona semiárida más rica en vida de toda Norteamérica y cuna de la agricultura en Mesoamérica. No se imaginen un desierto pelón; esto es un bosque lleno de cactus columnares gigantes, algunos únicos en el mundo, como los tetechos y los cardones, que forman paisajes que parecen de otro planeta. La fauna también es increíble, aquí todavía puedes encontrar guacamayas verdes, pumas y águilas reales. Es un laboratorio viviente.
En cuanto a la gente, los datos del INEGI nos dicen que Tehuacán es una tierra de contrastes. Una ciudad moderna con una fuerte herencia indígena. Todavía hay miles de personas que hablan popoloca y náhuatl, manteniendo viva la cultura de sus ancestros. Económicamente, todos saben que el pollo y el huevo de Tehuacán son famosos, pero también hay mucha industria y comercio. Si de verdad quieren clavarse en los datos y explorar mapas interactivos, les paso un tip: el Mapa Digital de México del INEGI es una joya. En definitiva, la geografía de Tehuacán es un tesoro. Un lugar donde las montañas, el agua subterránea y un clima único han creado un espacio de vida excepcional, habitado por gente trabajadora y con una cultura profundísima.